Suribabu, el niño dalit que quiere ser gobernador

El pequeño representa la superación de los estigmas que han inmovilizado durante generaciones a las castas bajas de la India
Su equipo ganó el último Quiz Festival de Anantapur, un concurso de talentos entre estudiantes de colegios de la Fundación
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Cuenta Lakshman, profesor de Suribabu que es un niño de gran inteligencia y buen corazón. Cuando llegó a Kadiri, tenía 8 años, pero se saltó tres cursos de golpe –pasó a tercero, el que le correspondía por edad, pero nunca había estudiado antes-. “Enseguida mostró un gran interés en aprender, disfruta con ello”. Suribabu y otros tres compañeros componen el equipo ganador del último Quiz Festival organizado por la Fundación Vicente Ferrer (FVF), en el que participaron 14 grupos de distintas escuelas de Anantapur, Kurnool y Srisailam. La iniciativa sirve para promover la inquietud cultural de las niñas y niños de entre 6 y 13 años, que participan en una jornada a medio camino entre el juego y los estudios. Todos ellos vienen de escuelas de la FVF, así que pertenecen a castas bajas y son pequeños cuyos padres no disponen de recursos económicos para su educación.

Es el caso de Suribabu. El niño residía con sus tíos en Kurnool, porque sus padres tuvieron que emigrar a Mumbai para poder trabajar. Apenas les ve una vez al año. Con 8 años ingresó en un colegio de la Fundación para niños con discapacidad visual. Desde entonces devora los libros de texto como si fueran de chocolate y es un alumno proactivo “entusiasta y con un fino sentido crítico. Es curioso. Responde con preguntas”, explica su profesor. Pero Suribabu es además, un excelente compañero capaz de motivar a los de su clase, que resaltan que es “listo y bueno”, dice Hemalatha (13 años), “afectuoso y muy positivo” señala Anji (11) y “se porta muy bien” añade Yemuna (12). Ellos también demostraron grandes destrezas culturales en el concurso.

Suribabu quiere dedicarse a la política, y eso es algo poco común entre los pequeños de su edad. “Quiero ser gobernador de mi distrito”, dice con la misma ilusión con la que cualquier otro respondería que quiere ser jugador de criquet. Su sueño es mejorar la situación de las aldeas rurales. Pertenece a una generación que ya no se pone límites. Algo está cambiando cuando un pequeño de la India rural, de casta baja y con discapacidad, es consciente de que puede aspirar a lo que quiera en la vida si lucha por conseguirlo. Suribabu está rompiendo las barreras que tradicionalmente han inmovilizado a los dalit y a las personas con discapacidad, esa doble discriminación que imponen las rígidas normas sociales del interior de la India. Cualquier sueño, cualquier aspiración de progresar personal y profesionalmente les ha sido siempre arrebatado pasando por encima de sus derechos constitucionales. El pequeño  ha superado esos estigmas y tiene claro su camino como servidor público. Liderazgo no le falta. Según su profesor, “gestiona con inteligencia las tareas de grupo y es muy propio de él tomar decisiones pensando siempre en el interés común”. Parece que Suribabu cumpliría con los requisitos de un buen político, aunque a la pregunta de “qué es lo primero que harías para mejorar tu distrito” se refugia en su corta edad y responde con irónica inteligencia “Aún no lo sé. Sólo soy un niño”. Eso sí, muy diplomáticamente.